Zahara de la Sierra, un pueblo blanco de la provincia de Cádiz. Primera parada de nuestro viaje.
Setenil de las Bodegas, segundo pueblo blanco. Yo no me perdería ninguno de los dos.
Tercera parada: Jerez de la Frontera. Excelente lugar con gente muy amable y simpática.
Uno de los sitios que visitamos fue la Real Escuela de Arte Ecuestre. Qué maravilla!
Cómo bailan los caballos andaluces! Y con una anfitriona de lujo: mi amiga Isabel.
Otro de los sitios que visitamos fue la ciudad de Cádiz. Un casco antiguo impresionante y una entrada que no tiene nada que envidiar a las de otras ciudades.
En Jerez, no podíamos perdernos la visita al Alcázar con una guía de lujo: mi amiga Isabel. Ella nos explicó todo el conjunto interior, donde hicimos un montón de fotos.
También con ella vimos la Catedral de Jerez, un fabuloso monumento muy bien conservado y mucho más bonito que el de alguna ciudad más nombrada que ésta.
Después de unos días por Jerez, donde lo pasamos genial y nos llenamos de la alegría que el pueblo jerezano desprende, nos dirigimos al Algarve portugués. Nos quedamos en un pueblo muy tranquilo: Manta Rota, con una playa kilométrica de aguas limpias, donde descansamos unos días.
Por último, aprovechamos para conocer el Teatro Romano de Mérida. Espectacular!! Nos encantó!
Creo que fue un final de vacaciones estupendo!
Y mañana, a la rutina, al trabajo, al horario, al no parar... pero con las pilas recargadas por estas vacaciones merecidas que llevábamos 25 años preparando y que a última hora cambiamos...
Fueron nuestras bodas de plata y, aunque teníamos pensado celebrarlas en Grecia, este último año decidimos cambiar el destino e ir a Andalucía, una tierra que yo desconocía por completo. Aprovechando el viaje, elegí Jerez para conocer a una gran amiga y a parte de su familia. Todos un encanto! Hemos vuelto con el buen sabor de boca de la tierra jerezana y con ganas de repetirlo dentro de un tiempo.